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sábado, 13 de marzo de 2010

Viaje a Paris: Musée de l'Armée















DECEPCION.
Y ese es el único calificativo que puedo encontrar tras mi visita a los inválidos.
Si tuviera que puntuarlo,: 2 estrellas.
No es que me esperara ver al mismísimo Napoleón disecado, pero al menos si esperaba encontrarme algún bicornio o su famoso capote gris.

Me dio un bajón de mil pares, lo que me sucedió, y que ahora os relato;
El primer día de visita a Paris, fuimos directamente al museo del ejercito, paramos con el metro en la escuela militar, y fuimos andando hacia los inválidos, la primera impresión fue increíble, ver la fachada exterior, y saber que podría ver, esas reliquias que sabia que contenía el museo.
Entramos y nos fuimos a taquilla, pagamos religiosamente la entrada (8 euros), y nos escabullimos hacia el patio interior que da acceso a las 3 partes que forman el museo:

Antigüedad hasta Luis XVI, revolución francesa y Napoleón III, y las dos guerras mundiales.

Quisimos hacerlo cronológicamente, y por ello, empezamos por la primera parte,
Nada mas entrar te encuentras con una magnifica armadura medieval, montada a caballo, estando también este vestido para la ocasión, luego se suceden las distintas salas, donde vamos empezando a ver piezas de la Grecia arcaica, la invención de la pólvora, evolución de la espada, etc.

Lo que más me gusto de aquí, fueron las dos vitrinas dedicadas a Japón, que contenían armaduras samuráis, una preciosidad, y de las que el domingo pondré fotos.
El resto digamos seria lo típico, a lo cual no preste mucha atención, pues eran armaduras de la edad media, pero en su mayoría de nobleza europea, por lo que son más ornamentales que funcionales, aunque perdí mi tiempo en admirar los pequeños detalles de los anclajes, las cintas de cuero, y como iban superpuestas las distintas piezas.

Nos perdimos bastante tiempo en la sección de espadas, pero como os digo, estas piezas eran mas de diseño, que preparadas para la guerra.


Además que leche!!
La siguiente sala era la que me interesaba la napoleónica, y en ella si que quería perder tiempo, viendo los pequeños detalles de los uniformes, pues aun no he podido encontrar un buen libro de Uniformologia napoleónica, a excepción de la revista ¨Soldats Napoleoniens¨ y el libro ¨los tesoros del imperio¨ que me enseñe realmente como eran los uniformes que tanto había visto en acuarelas, litografías, y miniaturas.

Al entrar nos encontramos con unas pequeñas salas dedicadas a la guerra de independencia americana, y luego ya empieza lo bueno:
revolución e Imperio!
Y el jarro de agua fría!!


Bueno al principio no, fue a medida que empezaba a disfrutar de las pequeñas salas, estas se hallaban cronológicamente dividida: revolución, campaña de Egipto, campaña de Italia, campaña de Alemania, campaña rusa, guerra peninsular, los cien días.

El problema me llega cuando me di cuenta que faltaban piezas....no había ningún bicornio de Napoleón, ni su capote gris, ninguno de los uniformes fantasía de Murat, y cogí y le pregunte a uno de los guardas que pululaban por las salas y pasillos:

- Discúlpeme, las prendas de Napoleón y Murat, donde se encuentran?
-Lo siento. Están aun en restauración, le pido disculpas.

- Ahh, bueno, Vale.... y la sala de los emblemas? (una sala donde estaban colocadas todas las águilas, banderas francesas, banderas capturadas..)
-Lo siento, la sala se encuentra cerrada al publico, por motivos de restauración, le ruego, disculpe las molestias.


Tócate los cojones (con perdón) pero hago un viaje de casi 1500 Km, pago mis 16 euros para poder perderme en la sala napoleónica, y me encuentro que faltan la mitad de las piezas (tampoco había un uniforme de coracero y dragón que había visto en fotos y pertenecen a la colección del museo) ni un uniforme de Napoleón, ni Murat (miento, estaba el de Napoleón en Marengo), y ni un puñetero estandarte....aparte que solo vi un uniforme británico, de 1815, y ninguno de los demás ejércitos aliados, ni ruso, ni austriaco, ni na.

Se me giro la neurona que queréis...me dio un bajón de mil pares, y como ya había perdido 2 horas en la medieval, y 1 en esta, me decidí pasar rápidamente por la zona de la guerra franco-prusiana, y terminar mi visita.

Salgo de esta parte, y me dirijo al patio central, donde se suponía aun se conservaban 2 cañones capturados en Austerlitz, le pregunto muy amablemente a la señora que esta en la puerta, sobre cuales son esos dos cañones.
Su contestación: mmmm, no lo sé muy bien, pero en cada cañón hay una plaquita con información.
Y en ese momento, me recuerda la escena de Homer Simpson, y su famoso: Ouch!

Si claro, ahora voy a ponerme yo a mirar las plaquitas, en los 40 cañones del patio.
Que lo podría haber hecho, e ir descartándolos por el modelo, pero no me salió, me ofendió que una persona que trabaja en el museo, no sepa lo que tiene detrás de su puerta.


Cogí de la mano a mi novia, y me pire.
Y eso que me faltaba por ver, la sala dedicadas a las 2 guerras mundiales, pero sinceramente, de uniformes de la ww2, ya estoy cansado, y de la ww1, tengo muchos libros y revistas.

Me fui a ver la tumba de Napoleón, que también forma parte del complejo.
En la siguiente parte, os contare la visita a la tumba, y cuando volví para finalizar la visita a la tercera sala, y la bronca que tuve con las de recepción.
Aun no he podido sacar todas las fotos de la cámara, por lo que en breve os colgare la mayoría de ellas.
Hasta mañana.

Por cierto, una de las piezas que vi, y que no sabia que estaba en el museo y descubri gracias al blog: guerras napoleonicas, fue la de la conservacion, del caballo del emperador: Le Vizir, y que esta tal y como se muestra en el siguiente articulo.
http://guerrasnapoleonicas.blogspot.com/2010/02/le-vizir.html

2 comentarios:

Luismi dijo...

Pues vaya por Dios! Espero a ver el final del relato...

Miguel Ángel García García dijo...

No me asustes. Este verano vuelvo a París después de 8 años y estoy deseando entrar al museo. Las dos veces que lo he visto salí impresionado, pero eran otros tiempos y no se tenía a mano cámaras digitales que te permiten tirar cientos de fotografías. Espero pasar toda una mañana en esas salas napoleónicas. Ya se pueden dar prisa en la restauración.